En este post vamos a detallar las mejores formas o los consejos más prácticos sobre cómo conservar un vino en casa, en las mejores condiciones posibles. En caso de que estés comenzando a coleccionar botellas pero todavía no sabes cómo conservarlas, queremos ayudarte con unos pequeños consejos.
En primer lugar, debemos saber que la buena conservación de un vino no dependerá solo de un factor, si no que serán varios los que la determinen, y además, es necesario tener claro que no todos los vinos son aptos para conservarse durante un largo tiempo, puesto que, por ejemplo, los vinos sin crianza no irán a mejor.
Dicho esto, comenzaremos a detallar las pautas o indicaciones:
La posición:
la botella deberá estar en posición horizontal, y ligeramente inclinada, de forma en que el líquido esté en contacto continuo con el corcho, y que los sedimentos se vayan depositando en la base. Sería perfecto si, unos días antes de consumir el vino, puedes poner la botella en posición vertical, para que todos los sedimentos se posen en el fondo.
La temperatura:
deberá ser lo más estable posible, siempre entre los 10 y los 15ºC. Además, es preferible la conservación en un lugar fresco y con buena ventilación, apartado de olores fuertes, pues el vino se dice que “respira” a través del corcho y los puede absorber.
La luz:
los vinos deberían estar almacenados en un lugar alejado de cualquier foco de luz o sol, puesto que estos son los mayores oxidantes, pero, en caso de que exista luz, que esta nunca sea de forma directa.
El tiempo:
como ya mencionábamos en la introducción, no todos los vinos estarán preparados para mejorar con el tiempo, y por eso, aquí os dejamos unas aproximaciones del tiempo que se pueden conservar.
- Un vino joven, entre uno y tres años desde su compra.
- Crianza, entre tres y seis años desde su compra.
- Reserva, entre seis y ocho años desde su compra.
- Gran Reserva, durante unos diez años desde su compra.